Este año con motivo del Día Mundial del Donante de Sangre, el Banco ha retomado el homenaje a una representación de los donantes más veteranos en activo y donantes con más de 100 donaciones. El pasado 14 de junio recibieron un diploma acreditando su “extraordinaria aportación a la donación”. Entre ellos, estaba Francisco Moros.
Tienes 59 años. ¿Cuántas donaciones has hecho?
Al parecer hay registradas 126. Cuando comienzo a donar, allá por 1983, los registros informáticos no funcionaban; así que, según mis cuentas, debo estar por las 140 donaciones. Aunque, realmente, el número no es lo que cuenta en este caso.
¿Por qué empezaste a donar?
Pensé que la disponibilidad de sangre en los centros sanitarios, era una carencia que solo se podía cubrir con el compromiso de cada uno. Eran frecuentes los llamamientos a través de las redes sociales de aquellos tiempos (las emisiones de radio), invitando a donar sangre, debido a la falta de este componente vital en los hospitales. Hay que recordar que la cirugía era muy invasiva y el número de accidentes laborales y especialmente de tráfico, eran, lamentablemente, muy numerosos.
¿Por qué esta regularidad, por qué lo has hecho un hábito tan arraigado?
Es una simple cuestión de compromiso. El esfuerzo por parte del donante es mínimo y el beneficio aportado es muy importante. Y las necesidades de sangre y sus componentes no decaen. Por tanto, establecer una rutina y el convencimiento personal, son claves.
¿Haces de promotor de la donación en tu entorno familiar o profesional?
Siempre que la ocasión lo permite, planteo la necesidad de ser solidario, en todas las facetas de la vida. La donación, es una de las más importantes. Recuerdo en mis tiempos más jóvenes, cómo usaba mi tiempo de pausa para pegar carteles de la Hermandad de Donantes en las áreas de descanso de una gran empresa donde trabajaba por aquel entonces.
¿Por qué crees que donar sangre es tan importante?
A nivel sanitario, a menos que la tecnología avance en ese sentido, la necesidad de disponer de sangre en los hospitales nunca desaparecerá. Y a nivel social, creo que es una acción que nos ayuda a sentirnos más humanos, más cercanos. Ahí queda una labor educativa muy importante. Si un niño ve a su deportista favorito en todos los medios, querrá ser como él. Si en la escuela, en la familia, en su entorno, se le habla de la solidaridad, quizás se interese por ser solidario. Y la donación, no solo de sangre, es una buena muestra de compromiso con los demás.